Ano 07 nº 048/2019 – Cuentos para largas noches

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Por Paulo Garcia

EL MISTERIO DE SARA P.

Haz un momento ; sentiò náuseas , ! Sara P. sentiò náuseas de “casi muerte”! Después de tan larga agonía , y cuando por fin la desataron , Sara escuchó pasos ligeros en las escaleras y compreendiò que sus sentidos la abandonaran. La sentencia de muerte fue el último sonido reconocible que registraron sus oídos. Después el murmullar de las voces de los hombres de ojos verdes pareció fundirse en un ruído indeterminado como al plato que se cayó o el sonido de un viejo y desgraciado piano. Esto duró muy poco pues de pronto cesó de oìr. Pero , al mismo tiempo ella puedo ver…! aunque con una tremenda exageraciòn ! Sara P. vio los labios de los gatos togados de negro y con luces en sus manos, aunque le parecieron blancos, más blancos que la hoja de cual trazo estas palabras en mi cocina.., y finos ; Finos como a una copa delgada de un árbol que se ha muerto. Sara los vio torcerse hasta formar las sílabas de su nombre…! y se estremeció ! Luego sus sensaciones fueron tragadas por el torbellino de una caída en profundidad , como la de alma en el infierno de Hades y luego su casa, su universo no fue más que silêncio, calma y noche. ! Se había desmayado !! Aquel que nunca se ha desmayado, no descubrirá extrañas velas, lo ranger de puertas y muebles de su casa flotando en el aire, no sentirá exaltarse su mente. Así que, súbitamente, el movimiento y el sonido ganaran al espíritu de Sara; el tumultuoso movimiento de su corazón y , en sus oídos, el sonido de su latir. Sara P. regresó a la vida , y agarró a su auto , se marchó a su casa , ya se pasaban de las veinte y tres horas , en una noche de truenos y lluvia . Con el producto de su ultima edición y con un préstamo facilitado por un amigo, Sara compró una casita de madera de dos pisos, el las proximidades del río, en Bagé , en un barrio popular y algo retirado. Y así se instaló Sarita. La casita, con su aspecto de ruda simplicidad, evocaba la de un viejo marino. Parecía vacía ;poquísimos muebles, y sólo libros ,revistas, papeles,…..los retratos de su padre. Una mujer viuda se encargaba de los trabajos domésticos y devotamente se consagraba al cuidar a la “vieja muchacha”. ! Le sería fiel hasta el término de su existencia ! Desde la ventana veía ir e venir a las gentes….. Y allí vivió modestamente, casí sin pobreza. La poeta temía llegar a la inercia total: guardaba su optimismo, rumiaba sus pensamientos y callaba . Había tenido que renunciar a sus paseos favoritos : al rio. al coche, a la multitud, a los pianos orquestrados.

PRELUDIO DEL FINAL . (…) Se aproximaba el fin. Al poco tiempo de celebrar con sus intimos…(un canario gorreador , sus extraños ruídos y su perro. ). En una noche de larga lluvia, al poco tiempo de celebrar sus sesenta y nueve aniversario fue sorpreendida por un fuerte ataque, en que llegó a perder el sentido durante varias horas, repitiéndole por segunda e tercera vez. Perdió el uso de la palabra. Llegó a estar entre la vida y la muerte. Sus amigos creyeron que el último momento estaba próximo…. Sin enbargo, una alba de esperanza surgió de la noche, ! Sara se había salvado otra vez ! Sara resumió así la situación: – El viejo buque ya no sirve ya para empreender viajes. – Pero, la bandera se queda aún en el mastil “.

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