“Relatos Salvajes”: La casualidad de la venganza

Por: Bárbara Alves Branco Machado

La película Relatos Salvajes, del director argentino Damián Szifron, fue una de las mejores obras cinematográficas de 2014, llegando a concurrir al Oscar de mejor película extranjera de 2015. El éxito se debe a seis distintas historias sorprendentes y llenas de giros, que mezclan distintos géneros durante sus 122 minutos de duración. Relatos Salvajes no es solamente una película de comedia negra, es una película, principalmente, sobre la vulnerabilidad a la cual estamos expuestos en acontecimientos sencillos de nuestra vida diaria.

Antes mismo de los créditos, tenemos nuestra primera historia, y somos presentados a los primeros personajes. El destaque se queda con el actor Darío Grandinetti  (Hable con Ella, 2003). El primer acto se pasa en un avión cuándo tenemos las primeras impresiones de la película de Damián Szifron: el pánico inminente, pero con una gran carga cómica que induce al espectador a tener miedo y al mismo tiempo divertirse, una característica que nos hace recordar algunas películas de Pedro Almodóvar, quién hace parte de la producción de Relatos Salvajes. Pero en los siguientes minutos, los espectadores se dan cuenta que esta atmósfera no está solamente en la primera historia y sí, en todas las historias que siguen en la producción. Cuando la historia inicial llega a su final, somos presentados a los nombres del reparto. Para aquellos espectadores que aprecian el cine argentino, la película es un regalo por sus personajes interpretados por consagradas estrellas de la pantalla grande. Relatos Salvajes tiene grandes nombres, como el ya citado Darío Grandinetti. Tenemos también la oportunidad de ver buenas interpretaciones de Óscar Martínez,  Rita Cortese, Érica Rivas, Leonardo Sbaraglia y Ricardo Darín, el actor más conocido por el gran público, quien es notoriamente uno de los principales responsables de la promoción de la película.  

Las dos historias que se suceden a la primera son semejantes en sus esencias de casualidad. La casualidad que puede cambiar la vida de estas personas para siempre. En la primera historia, una moza (Julieta Zylberberg, inexpresiva en comparación con las otras interpretaciones de la película) tiene la oportunidad de vengarse de un suceso del pasado de su familia, pero se confunde sobre qué decisión tomar. Alentada por su compañera de trabajo (Rita Cortese, maravillosamente cómica y aterradora en su actuación), intenta hacer que su venganza tome forma, pero todo sale de su control. La tercera historia muestra como un hecho aparentemente sin mayores proporciones y común en el cotidiano puede generar algo totalmente fuera de límites para dos desconocidos hombres. Leonardo Sbaraglia (del polémico Plata Quemada, de 2000), es la personificación de un virrey que mira el mundo con soberbia dentro de su coche importado. Es su falta de humildad que lo va a poner en el conflicto más increíble de Relatos Salvajes . La película es del género “comedia negra”, pero tenemos muchos géneros juntos en esta historia, como por ejemplo acción, suspenso, comedia y elementos un tanto escatológicos, los que dejan al espectador más sensible, completamente enojado en varias escenas.

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En la historia siguiente somos presentados al personaje de Ricardo Darín (brillante, en un personaje más tan común como real). Probablemente, el personaje de Darín es la interpretación que más nos causa identificación como  espectadores, y muchas veces, aunque sus actitudes no sean incorrectas, pensamos que tomaríamos la misma decisión en aquella situación, porque, ¿quién nunca se sintió perjudicado por la pérdida de grandes eventos familiares a causa del trabajo y los problemas diarios con el tráfico?

El destaque más allá de Darín se queda con el actor Óscar Martínez (de El Nido Vacío, de 2009), un hombre rico que intenta ocultar, a través de su dinero, el crimen de su hijo, culpable de un accidente que culmina en la muerte de una mujer embarazada. Sabemos que hay muchas historias similares presentes en nuestra sociedad, pero ¿Qué podríamos hacer en esta situación con un hijo tan joven? Entonces nos damos cuenta de una gran característica de Relatos Salvajes: siempre instigar al espectador a pensar cuál es la decisión más correcta del punto de vista moral y cuál la decisión más correcta del punto de vista personal. En razón de tal hecho, no te sorprendas si tienes las ganas de pausar la película para analizar cuál sería la mejor decisión frente a lo que tú crees que el personaje hará, pero al contrario de otras obras, es muy difícil predecir el fin de todas las historias, lo que sucede tan a menudo en las películas de este género.

El largometraje termina con una bella y visceral actuación de Érica Rivas (de Garage Olimpo, de 1999), como una novia que acaba descubriendo en su matrimonio una traición de su marido, y lo peor: su “rival” está en su fiesta. Vale resaltar la cantidad de referencias que la historia de Romina hace sobre las redes sociales y su papel hoy en día en las relaciones amorosas.

Lo más interesante de Relatos Salvajes es que los personajes son reales, viven dentro de la sociedad, sin superficialidades o estereotipos. Son personas comunes, en situaciones del cotidiano de trabajo o en medio a una gran decisión en sus vidas.  Una película recomendada para todos que aprecian una buen largometraje, para verla con los amigos, la familia, y todos a quienes les gusta una gran obra cinematográfica.

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